Las inspecciones caen más de un 25% en dos años mientras la presencia de migrantes de zonas con conflictos o tensiones económicas en clubes y pisos de alterne aumenta en España y la pobreza y la migración abren nuevas vías de explotación sexual
Las situaciones de pobreza generadas por la crisis en España y los movimientos migratorios hacia el país, provocados por la falta de medios en los de origen, están abriendo nuevas vías para la explotación sexual, que repunta de nuevo con fenómenos como un aumento de la prostitución masculina mientras quienes viven del negocio del sexo cambian su modelo para mantener sus ingresos.
Apenas hay datos fiables sobre el volumen de dinero que se mueve y el número de personas implicadas en el negocio de la explotación sexual en España, aunque los balances del Ministerio del Interior sobre la trata de seres humanos aportan algunos indicios.
La cifra de personas en situación de riesgo de explotación sexual detectadas por las fuerzas de seguridad en clubes y pisos de alterne y en la calle, mujeres en el 99% de los casos, creció en plena crisis, entre 2012 y 2014, cuando pasó de 12.305 a 13.983, para iniciar entonces, coincidiendo con la mejora de las variables macroeconómicas en España, un descenso hasta las 12.419 de 2016 y las 10.111 del año pasado.
Sin embargo, distintas fuentes apuntan que esa tendencia, que por otra parte coincide con un recorte del 26% de las inspecciones en dos años (779 menos en 2017 que en 2015) por parte de las fuerzas de seguridad, ha vuelto a virar como consecuencia, básicamente, de las corrientes migratorias desde países con inestabilidad política, bélica o económica.
De hecho, esos mismos balances de Interior revelan un aumento de la detección de víctimas de trata de seres con fines sexuales, aparentemente indicativo de una mayor actividad de este tipo de organizaciones: las 577 del año pasado, 422 de ellas localizadas en situación de explotación, superan la suma de los tres ejercicios anteriores (434).
«Hemos visto un aumento de la prostitución forzada»
«Hemos detectado un aumento de la prostitución forzada, también en el caso de la masculina”, explica J. R., miembro de una ONG que se dedica a acompañar y asesorar a mujeres en riesgo o en situación de explotación sexual en Madrid, Castilla-La Mancha, Cantabria y Aragón, que destaca como, por ejemplo, “hay un incremento relacionado con la situación de Venezuela», desde donde, al igual que ocurre con otras zonas con tensiones económicas o geopolíticas, como Oriente Medio y África, está aumentado el flujo migratorio.
«Es posible», explica la socióloga de la Universidad de A Coruña Laura Oso, investigadora de temas relacionados con la prostitución, ya que «está aumentando mucho la migración en general, y Venezuela está siendo ahora el principal foco de llegadas a España».
Los balances de Interior revelan un aumento de la detección de víctimas de trata de seres con fines sexuales
«Ese posible aumento cuadra con la lógica de las llegadas», añade, al tiempo que remarca que «los flujos están relacionados con las situaciones económicas en los países de origen».
El sociólogo José López Riopedre, uno de los principales expertos del país en temas de prostitución, cuestiona que los flujos hayan cambiado en los últimos años, aunque sí admite que en clubes y pisos del noroeste español ha aumentado la presencia de mujeres de la República Dominicana, un país del que sale cada año casi un millón y medio de habitantes.
En este sentido, matiza que «en Latinoamérica hablamos de migraciones autónomas», en las que personas con medios económicos y pretensiones de ascenso social a menudo contactan con redes de facilitadores para obtener los documentos que les permitan viajar a Europa. «Mantener una red de trata entre Latinoamérica y Europa es poco frecuente», añade.
Indicios de explotación en nueve de cada diez casos
Un estudio de la ONG, cuyos responsables optan por no difundir su denominación para evitar afecciones a su labor, señala cómo en 2017 y solo en Aragón, comunidad que suele ser representativa de las tendencias sociológicas del país, atendieron a 1.390 personas en 75 pisos, 47 clubes y tres zonas de calle.
«Observamos indicios de explotación» en nueve de cada diez mujeres, señala el informe, que alude a aspectos como «las cantidades económicas que tienen que pagar a los dueños de los clubes/pisos por cada servicio con los puteros» o «la obligación, impuesta, de cumplir un mínimo de servicios para hacer frente a los gastos derivados de su estancia en los clubes o pisos».
«En la práctica totalidad de los casos» carecen de contrato laboral y de alta en la Seguridad Social y un 37,32% de ellas no tiene tarjeta sanitaria, aunque una de cada diez cuenta con un seguro privado de salud.
«El ambiente cotidiano en el que se encuentran hace que estén en permanente exposición al fraude o al engaño, abusando del estado de necesidad de la mujer, de su vulnerabilidad», anota la ONG, que recoge cómo «muchas de ellas tuvieron que devolver los costes de desplazamiento desde su país de origen a España» a las organizaciones que gestionaron el viaje, con «importes que quintuplican a los realmente ocasionados». A menudo, tras ser engañadas con ofertas de trabajo como camareras o modelos con las que son captadas.
El negocio de los pisos
Los trabajos de esta entidad constatan uno de los cambios que se está dando en el negocio de la prostitución, como el cierre de clubes y el traslado de la actividad a pisos. «Estamos viendo un aumento de pisos generalizado», señala J. R., que anota que en la mayoría de ellos «parece que las mujeres son autónomas y emprendedoras cuando, en realidad, se trata del mismo negocio controlado por la misma gente».
Tradicionalmente, el paso del club de alterne al piso era dado por mujeres que, una vez liberadas de la deuda con la organización que las captó, optaban por seguir ejerciendo la prostitución «en un estadío con mayor estabilidad y libertad, aunque con menores ganancias», coinciden Oso y López Riopedre.
«Estamos viendo un aumento de pisos generalizado»
Sin embargo, esto ha cambiado al optar los proxenetas por comenzar a utilizar pisos ante la decadencia del negocio de los clubes. «Llama la atención la frecuente movilidad de las mujeres entre clubes y de clubes a pisos, disponiendo de ellas sin su permiso o autorización, evidenciando el monipodio de dueños/mamis, frente al estado de necesidad de las mujeres» y «procurando que con frecuencia haya caras y cuerpos nuevos que poder ofrecer a los puteros», indica el informe.
No obstante, López Riopedre cuestiona que se los grupos organizados estén optando por ese nuevo modelo de negocio. «Soy escéptico ante la posibilidad de que se dediquen a organizar infraestructuras de ese tipo», señala, por los riesgos que entrañan para las propias redes.
Fuente: https://www.publico.es/sociedad/prostitucion-policia-guardia-civil-relajan-control-puticlubs.html