Son datos del último estudio realizado al respecto por la Unión de Pensionistas.
Un colectivo «muy indefenso» que reclama más recursos.
No existe una legislación específica que proteja al mayor o un teléfono de ayuda para ellos. Recursos que serían «convenientes» para el juez Gómez Villora.
El Ayuntamiento de Madrid atiende a una media de 700 ancianos en situaciones de vulnerabilidad al año, de los cuales se detectan unos 75 de maltrato.
Por LOLITA BELENGUER @lolitabelenguer
El siete por ciento de los mayores de 65 años residentes en España afirma que en el último año ha sufrido algún tipo de abuso, ya sea por privación, maltrato psicológico y verbal, económico e incluso físico y sexual, según el último barómetro realizado por la Unión de Pensionistas (UDP). A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aumenta estos datos al 10%.
Estas cifran representan solo «la punta del iceberg» de un problema «tabú» de una sociedad cada vez más envejecida —la OMS calcula que para 2050 habrá cerca de 2.000 millones de mayores de 60 años en el mundo, es decir, más del doble de los aproximadamente 900 millones actuales—. De acuerdo con la UDP, solo el diez por ciento de los mayores matratados denuncia su situación. Por ello, datos reales de abusos hacia la población anciana son muy difíciles de conseguir. «Existe una bolsa de maltrato que no aflora porque la mayoría de los casos no se denuncian por vergüenza o por tener la violencia —que es continuada durante toda la vida— interiorizada», senala el juez Jose Mª Gómez Villora. «Es muy difícil denunciar a tu propio hijo, sólo se demanda en situaciones extremas y existe un alto índice de retirada de denuncias», describe. Existe un alto índice de retirada de denuncias En los últimos tres años, «se ha apreciado un aumento significativo de los casos de agresiones de hijos hacia sus progenitores», asegura el magistrado del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Valencia. Esta realidad encaja con los testimonios de un grupo de jubiliadas preguntadas en el parque de la Fuente del Berro de Madrid. «Yo conocía a una mujer cuyo hijo le pegaba, pero ella lo negaba», asegura una mujer que prefiere mantenerse en el anonimato. Al lado, su amiga: «En las residencias también hay muchos casos, los recortes afectan al personal, que está más estresado y no atiende a los internos como deberían».
Para hacerse una idea, en Madrid viven 600.000 mayores y el Ayuntamiento atiende a una media de 700 ancianos en situaciones de vulnerabilidad al año, de los cuales se detectan unos 75 casos de maltrato, bien por negligencia, bien psicológico. De enero a abril de 2016, la Subdirección General de Mayores ha atendido ya 31 casos de malos tratos. En 2015 se detectaron un total de 78. Y en 2014, 74. Ausencia de legislación específica Tras participar en una jornada sobre los malos tratos hacia los mayores, el magistrado Gómez Villora se quedó con la queja más habitual de su envejecido público: «La ausencia de una legislación específica que proteja a los ancianos». Parece que se pone énfasis en la protección a los menores y nos olvidamos del otro extremo «Parece que se pone énfasis en la protección a los menores y nos olvidamos del otro extremo» de la sociedad, lamenta el magistrado a 20minutos. Sin ir más lejos, no existe un teléfono exclusivo para ayudar a los mayores en situaciones de emergencia como puede ser el 016 en casos de violencia de género. Un recurso que sería «conveniente», en opinión de Gómez Villora.
El coordinador del programa Malos Tratos y Abusos a Personas Mayores de la UDP, Javier Álvarez, añade al respecto: «Es como si el 25% de la población española estuviera enferma y necesitara unos recursos y cuidados específicos y no recibiera tratamiento. Están muy indefensos». Álvarez piensa en el caso francés, donde se llevan a cabo prácticas que en España se quedaron por el camino con la Ley de Dependencia. «En Francia, los gastos de residencia se pagan con la herencia de la persona una vez esta ha fallecido y lo que sobra, se entrega a los familiares. Además, la contratación de los cuidadores desgrava de forma importante». ¿Qué se considera maltrato? «Es fundamental no pensar que el maltratador es un mal bicho», advierte Pilar Serrano, médico de la Subdirección General de Mayores del Ayuntamiento de Madrid. «Lo normal es que no pueda soportar la carga de trabajo que supone el cuidado de una mayor dependiente. El estrés es enorme», explica. «Muchas veces el maltratado es una persona demente que maltrata al que tiene al lado sin ser consciente», aclara Serrano, planteando la duda de quién es el maltratado y quién es el maltratador.
Aun así, si el cuidador recibe soporte y formación por parte de las instituciones, Serrano tiene comprobado que los casos de malos tratos se reducen considerablemente. En Madrid destacan los programas ‘Cuidar al cuidador’ y ‘Respiro familiar’. Sin embargo, para cambiar las cifras arriba citadas, lo realmente necesario es «un cambio social, porque el sustrato del maltrato es social», anota. Los hijos se desentienden cada vez más del cuidado de sus padres Isabel Herrerías, de la asociación Amecavi, dedicada a mejorar la calidad de vida de los dependientes, recalca que «los hijos se desentienden cada vez más del cuidado de sus padres con alzhéimer. Son situaciones que les superan y puede pasar hasta un mes sin que vayan a verlos». Durante sus dos años de actividad, en los que han conseguido cuidadores para cerca de 100 familias, Herrerías recuerda solo dos casos de maltrato: uno a quien el cuidador administraba alcohol para mantener tranquilo al anciano y el de un matrimonio en el que el hombre, que había recibido durante toda la vida los cuidados de su mujer, tenía ahora que atender a su esposa enferma de alzhéimer.
«Este hombre no sabía cómo cuidarla y era muy rudo. Ante la sospecha, informamos a los trabajadores sociales para que realizaran un seguimiento especial y se aseguraran de que la señora acudiría a todoas sus visitas con el médico de atención primaria, que revisaba la posible aparición de señales de violencia», expone. El caso más común: madre que vive con hijo adicto Matilde González es trabajadora social del Ayuntamiento de Madrid y realiza visitas a domicilio de ancianos en situación de vulnerabilidad. «El caso más común es el de una madre que convive con su hijo y que este tiene problemas de adicción o/y mentales que le llevan a maltratar psicológicamente a su progenitora y a abusar económicamente de ella». En estos casos, «normalmente la madre es reacia a denunciar a su hijo y la solución, en caso de peligrar la integridad de la mujer, es el ingreso involuntario en una residencia». Aunque no existe una definición consensuada de la violencia hacia los mayores, la OMS la ubica en una relación «basada en la confianza». Así, el maltrato puede darse por negligencia (activa o pasiva), ser psicológico, económico, físico, sexual e incluso institucional. Un ejemplo de este último tipo sería «la reducción de gastos en dependencia», apunta Javier Álvarez. La venta de preferentes por parte de los bancos a mayores sin capacidad para decidir sobre su dinero también es otro tipo de abuso que recogen desde la UDP. Según datos de la UDP, las personas con menor capacidad de gasto presentan un índice más alto de maltrato. Del 7% total que admitió haber sufrido abusos, un 22,6% tenía una capacidad adquisitiva insuficiente. Mientras que sólo un 4,8% dijo tener ingresos altos y un 5,4%, equilibrados. Por sexos, el 7,7% de los que admitieron maltratos eran mujeres y el 6,1%, hombres.
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