Los liberales deben hacer frente a la realidad de lo que la prostitución hace a las mujeres

Jul 4, 2016 | General, Prostitución

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por Julie Bindel

Traducción: Traductoras para la Abolición de la Prostitución
Texto original: http://www.politics.co.uk/blogs/2016/05/11/liberals-must-face-the-reality-of-what-prostitution-does-to

Parece ser que todo el mundo tiene una opinión sobre la prostitución, pero solo unas pocas personas saben mucho sobre ella. Ésto es lo que, ciertamente, me he encontrado investigando mi libro sobre el comercio sexual global. La mitologia prevalece en lugar de una opinión informada.

Me cuentan habitualmente que la penalización de cualquier aspecto del comercio sexual “fuerza a la clandestinidad”. Algo que no ocurre por la simple razón de que los prostituyentes necesitan encontrarla. Oculto mi desesperación al escuchar, por millonésima vez, que si los hombres no acceden a sexo pagado se verán forzados a buscar una mujer para violar, lo cual es equivalente a argumentar que los hombres no tienen control sobre su conducta sexual. Y he sido informada de que la despenalización se traducirá en casi ninguna violencia hacia las “trabajadoras sexuales” porque es la policía la responsable de la gran mayoría de violaciones. Algunas veces, quienes vienen con esta basura proclaman ser o haber sido trabajadoras sexuales. La desagradable verdad es que no todos aquellas que se ganan la vida vendiendo sexo es experta en lo que podría ser la mejor manera de legislar o gestionar la industria sexual. Los intereses personales y, muy a menudo, el autoengaño triunfan sobre el sentido y la lógica.
La gran pelea en las recientes décadas entre las activistas por los “derechos de las trabajadoras sexuales” y las feministas abolicionistas es debida a la creciente popularidad del Modelo Nórdico como forma de lidiar con los problemas inherentes al comercio sexual. El Modelo Nórdico desplaza el foco sobre el comprador, lo elimina sobre la persona prostituida, y ofrece apoyo y servicios para aquellas personas que quieran abandonar la “industria”.

El Partido Laborista Escocés se ha postulado en su programa recientemente publicado a favor del Modelo Nórdico. Si la política finalmente se convirtiera en legislación, Escocia seguiría los pasos de otros países como Suecia, Noruega, Islandia, Irlanda del Norte y Francia. Muchos otros países están considerando introducir el llamado Modelo Nórdico, incluido países que anteriormente han legalizado todos los aspectos del comercio sexual, concretamente Alemania y Holanda.

“¡Pero estás negando a las trabajadoras sexuales su autonomia! Las trabajadoras sexuales necesitan derechos, no ser rescatadas. Es su elección. El único daño hacia las trabajadoras sexuales es perpetrado por las abolicionistas y la policía. El modelo neozelandés es el camino a seguir. Si penalizas a los clientes, penalizas a las trabajadoras sexuales por defecto.”

Seguro que están familiarizados con estos argumentos, ya que el argumentario parece favorecer la total despenalización de la industria sexual por encima de cualquier otro enfoque. Basta con usar la herramienta de búsqueda y echar un vistazo al número de artículos pro-despenalización comparada con aquellos a favor de penalizar la demanda.

Uno de estos artículos denunciando el Modelo Nórdico contiene una línea risible, “¿Por qué es tan dificil de aceptar que las mujeres disfruten del sexo y puedan decidir sobre su propio cuerpo?” El autor, el manager de Ugly Mug Alex Feis-Bryce, parece imaginar que las mujeres se involucran en prostitución por la cantidad de orgasmos que tienen en sus encuentros con prostituyentes.

Soy una secularista, feminista y activista por los derechos humanos que se opone a toda intervención innecesaria del estado. Creo que el comercio sexual debe ser erradicado porque es causa y consecuencia de la opresión de las mujeres, no porque implique sexo fuera del amor y el matrimonio.

Ninguna otra violación de los derechos humanos hacia mujeres y niñas, que es como ven las feministas abolicionistas a la prostitución, es tan incomprendida por una amplia mayoría de ciudadanos en el mundo. Aunque que la violencia machista ha sido, y algunas veces aún sigue siendo, asumida como culpa de la víctima (“ella iba provocando”, “no supo entender su mal humor”) ha habido mejoras significativas, como resultado de campañas e intervenciones feministas, en la manera en que las afectadas son apoyadas y los perpetradores llamados a declarar.

Los violadores a menudo son vistos como hombres que no pudieron “controlarse a sí mismos”, o que fueron coaccionados a cometer un crimen por la conducta y la forma de vestir de las víctimas, pero cada vez más, de nuevo como resultado del feminismo, la violación es vista como una expresión de misoginia en lugar de como un deseo sexual incontrolable.

En los últimos años, a pesar del aumento del número de mujeres que alzan la voz como “supervivientes” del comercio sexual, el discurso dominante es que la prostitución trata sobre “elección” y “empoderamiento” de las mujeres implicadas. El único abuso de los derechos humanos en el comercio sexual, según los liberales, libertarios y muchos de aquellos que se benefician vendiendo sexo, es cuando a los hombres se le niega el derecho de comprar sexo. El alquiler de orificios de mujeres para desahogo sexual no es, por otra parte, considerada una violación. Las mujeres que venden sexo, según su lógica, son víctimas de moralistas que desean quitarles el derecho a ganarse la vida más que de la servidumbre sexual.

La guerra que enfrenta a las feministas como yo, que perseguimos abolir el comercio sexual, y aquellas que ven la prostitución como una opción válida es provocada por la creencia generalizada de que las feministas abolicionistas desean “rescatar mujeres desviadas” y demonizar a los hombres que pagan por sexo.

“¿No está seguro qué piensa acerca de la prostitución? Lean la historia de Rae Story. #EndDemand #NordicModel” – Tweet de @nordicmodelnow

Actualmente la batalla se está librando en la investigación sobre prostitución de la comisión especial de asuntos interiores. Ayer, Paris Lees y Brooke Magnati dieron testimonio al comité. Ambas mujeres han vendido sexo en el pasado. Ambas se oponen enfurecidamente al Modelo Nórdico, y, durante su exposición, rechazaron reconocer el daño del comercio sexual. Cuando preguntaron si ellas habían presenciado o experimentado violencia durante su vida en prostitución, Lees respondió “No, nunca he sido violada, soy una trabajadora sexual, no una traficada”. Es como si solo las mujeres traficadas fueran abusadas por sus proxenetas o prostituyentes. He entrevistado a mas de 40 sobrevivientes del comercio sexual para mi libro y unas 100 posteriormente para otra investigación. Cada una ha sufrido múltiples violaciones. La violación endémica en prostitución está universalmente documentada.

Lees y Magnanti se unieron al coro de otras activistas por los derechos de las “trabajadoras sexuales” opuestas al Modelo Nórdico cuando dijeron que deberían favorecer la total despenalización del comercio sexual, como hizo Nueva Zelanda en 2003. Según sus animadoras, a las mujeres les resulta más fácil denunciar a la policía desde que todas las leyes sobre proxenetismo y propietarios de burdeles fueron derogadas. Pero según el informe del gobierno sobre la ley, cinco años después de la despenalización, las mujeres encuentran incluso más dificultad para denunciar como antes hacían hasta 2003. Es comúnmente asumido que la despenalización reduce el estigma hacia las mujeres involucradas. Sin embargo, el mismo informe asegura: “Esto parece haber cambiado tras la despenalización. La estigmatización juega un papel importante en la no denuncia de incidentes”.

Las mujeres en comercio sexual que he conocido en una investigación reciente en Nueva Zelanda me contaron que la ley no las ha ayudado en nada. Las mujeres en la calle dijeron que la policía sigue siendo tremendamente abusiva y aquellas en burdeles dijeron que como resultado de la despenalización los proxenetas tienen más poder y derechos legales que las mujeres.

El Modelo Nórdico no es perfecto pero al menos es visionario y progresista en tanto que manda un claro mensaje de que las mujeres no son cosas que se compren y vendan, y que los hombres no combustionarán de forma espontánea si no pueden correrse con las mujeres que han pagado para conseguir su consentimiento. La opinión generalizada y profundamente deprimente de que la demanda por la prostitución nunca será eliminada es tan absurda como argumentar que la clase obrera pertenece a la miseria.

Julie Bindel, escritora y feminista, fundadora de Justice for Women. Su nuevo libro: The Pimping of Prostitution: Abolishing the Sex Trade Myth, será publicado por Palsgrave Mcmillan en 2017.