Por Nuria Coronado
Nerea Novo Paleo, periodista e integrante de Feminicidio, alerta del aumento del terrorismo machista y de las consecuencias de su invisibilización.
Necesitamos que las mujeres las adolescentes y las niñas se sientan libres de caminar por sus calles, de disfrutar de sus parques, de acceder a las instituciones y a los puestos de poder y de responsabilidad en su trabajo sin que ningún hombre limite o menoscabe su libertad imponiendo sus privilegios y sus deseos sobre los derechos fundamentales de esa mujer. En cualquier contexto”.
- ¿Hasta dónde se puede llegar de seguir así?
El peligro principal de la falta de concienciación es la invisibilización de las víctimas, de la violencia sufrida y de las medidas necesarias para erradicarla, lo cual deriva, evidentemente, en una normalización de esa violencia que puede llegar incluso a aumentar. Por poner un ejemplo, desde que se aprobó la ley de 2004 en el marco de la pareja y de la expareja hemos visto que se han reducido los casos de violencia extrema que culminan en feminicidio. Esto quiere decir que, con sus deficiencias y sus posibles mejoras, las políticas de prevención y sensibilización han funcionado para salvar vidas.
Lo que nos enseña nuestra base de datos, sin embargo, es que mientras este tipo de feminicidios (feminicidios íntimos) se han venido reduciendo desde 2010, cuando empezamos a documentar los feminicidios y otros asesinatos de mujeres en España, desde entonces se han multiplicado hasta por dos los feminicidios familiares, para los que los recursos y campañas de prevención y sensibilización no han sido tan numerosos y carecen, en muchas ocasiones, de una perspectiva feminista.
- ¿Qué efecto tiene esto en la vida de las mujeres?
Uno muy claro y es que, a diferencia de los hombres, tienden a ser asesinadas en una mayor proporción por personas de su entorno más cercano: parejas, exparejas o familiares. Y esto es una estadística a nivel global, recogida por el informe de la UNODC, el Estudio Global del Homicidio, cuya última edición en 2019 incluye un capítulo para los feminicidios. Ignorar todos estos datos, variables e indicadores en la elaboración de políticas públicas y en la difusión de campañas de prevención y sensibilización no hace más que limitar su alcance y difuminar sus objetivos, por lo que son menos eficientes a la hora de salvar vidas.
- No confundir es muy importante -me refiero a que la estacionalidad no es la causa del aumento sin freno del terrorismo machista, sino que lo es el machismo- ¿es consciente de ello la sociedad?
Es evidente que la raíz de toda violencia machista es el machismo, pero no podemos olvidar que este combinado, con otras variables e indicadores nos puede ayudar a diseñar políticas públicas de prevención y sensibilización más eficaces.
- No obstante, lo cierto es que el verano es un punto de inflexión.
El alza en la estacionalidad durante los meses de verano la llevamos identificando ya unos años, no es un dato nuevo y nos consta que la Delegación del Gobierno también es consciente de este factor. Por eso, nosotras reclamamos campañas específicas durante estas épocas. Con los datos acumulados, recogidos desde 2010, el mes que más casos registra es el mes de junio y se mantiene por encima de la media hasta el mes de septiembre. Un quinto mes con un porcentaje de casos por encima de la media es el mes de enero. Si vemos los datos de 2020, en plena pandemia, el pico de verano se atrasó hasta el mes de agosto, cuando se relajaron las medidas de prevención sanitarias, pero enero sigue siendo el segundo mes con más casos del año.
- Hay una tendencia muy preocupante como es el aumento de feminicidios familiares. ¿Cómo se explica esta tortura machista?
Aunque la violencia doméstica también ha recibido gran atención, la realidad es que se han duplicado en número los feminicidios familiares en los últimos diez años y triplicado el porcentaje que suponen de todos los feminicidios y otros asesinatos de mujeres en España. Por poner un ejemplo, en 2010 se conocieron 14 feminicidios familiares y suponían el 11,1% de los 126 que registramos ese año. En 2020, aunque la cifra del total se ha reducido a 93 víctimas, se conocieron 28 feminicidios familiares, lo que supone el 30,1%.
Pero otro dato importante al respecto es que el 59% de estos casos fueron perpetrados por los hijos de las víctimas. Tras la relación de pareja o expareja con la víctima, es el tipo de relación más común del victimario con la víctima, por encima de la de padre, por ejemplo. Pero en el imaginario colectivo tenemos más memoria de las víctimas asesinadas por sus padres que de las que son asesinadas por sus hijos.
- ¿El agravamiento de la salud mental es un factor de alto riesgo o volvemos a reseñar que es el machismo?
Es un dato que venimos analizando con la tendencia al alza de feminicidios familiares perpetrados por los hijos de las víctimas, de los que nos consta un trastorno psicológico o psiquiátrico, en ocasiones desatendido por las instituciones, que sufre el victimario pero que afecta también a la víctima. Desde 2010 al menos el 32% de los hijos que mataron a sus madres tenían confirmado algún tipo de trastorno y en ese contexto, como en los que juegan un papel las adicciones a las drogas o el alcohol, las que sufren la violencia extrema que puede derivar de esas situaciones sin atención son las mujeres de su entorno y las madres son claramente un rol fundamental en el cuidado de estas personas.
Por eso sospechamos que reforzar el servicio de atención a la salud mental con una perspectiva feminista puede funcionar como una de las medidas preventivas de la violencia extrema contra las mujeres. Porque no hay una medida estrella que lo vaya a conseguir de un plumazo: se necesita una perspectiva multidisciplinar en coordinación con todas las instituciones, organismos, organizaciones, medios de comunicación y demás sociedad civil.
- Se hacen básicas las campañas de prevención pero campañas que no sean puntuales sino sostenidas en el tiempo.
Por supuesto tiene que haber una continuidad en la política de prevención y sensibilización de las violencias machistas, pero sí que es cierto que vemos por ejemplo un repunte de la violencia sexual en los meses de verano como también en los feminicidios por lo tanto nosotras creemos que sí es necesario introducir campañas específicas para esas épocas del año en las que sabemos que se produce históricamente un repunte de la violencia contra las mujeres.
- ¿Por qué se siguen haciendo campañas que enfocan a las víctimas y no a los victimarios?
Creo que con buena intención se ha intentado interpelar a la víctima para que no se sienta sola y para que reciba la información y los recursos que necesita y eso es muy necesario. Sin embargo, sí que hemos podido perder el foco del origen de la violencia y de que la política preventiva más eficaz es la lucha contra ese machismo que alimenta las desigualdades entre hombres y mujeres que normaliza esa violencia machista y que protege a los agresores incluso con el anonimato o la invisibilización.
No es fácil tampoco diseñar nada campaña efectiva que revierta un comportamiento tan interiorizado y normalizado como la violencia machista, por eso igual es necesario implicar a los medios de comunicación en la participación de estas campañas, tanto las dirigidas para los agresores como para las víctimas, porque son ellos quienes deben asumir su responsabilidad en la difusión de contenidos y mensajes dañinos y discriminatorios y deben revertir los efectos de esa normalización de la violencia contra las mujeres de la que seguimos siendo testigos a día de hoy en prime time.
- ¿Qué opinión os merece que se anuncien actuaciones de prevención sin dinero? ¿Es revictimizar aún más?
Hay medidas preventivas que no requieren de presupuesto, pero las que lo requieren tienden a aprobarse al mismo tiempo y en España hemos visto, por ejemplo, con el pacto de Estado, cómo ciertas medidas aún quedaban pendientes de aplicación a falta de un presupuesto coherente con las necesidades reales de la población y con el personal formado y capacitado para ejecutarlo. En este sentido, no solo las víctimas, sino quienes las acompañan en cientos de organizaciones del país, quienes trabajan para hacer lo que la administración no está llegando a atender, es increíblemente frustrante. Especialmente, cuando todas nosotras somos conscientes de que, en este contexto, como todo en política, es cuestión de prioridades.
- ¿Qué mensaje lanzaríais a la sociedad como consecuencia de vuestro profundo compromiso feminista?
Nuestro proyecto nace de la falta de datos e informes estadísticos detallados de la violencia contra las mujeres en España, tanto en la documentación de feminicidios y otros asesinatos de mujeres desde 2010 como en la documentación de agresiones sexuales múltiples desde 2016. Para nosotras es fundamental la investigación y la documentación de la violencia contra las mujeres como primer paso para erradicarla. Lo que no conocemos no podemos atajarlo y el objetivo principal de todos los estudios e informes sobre violencia contra las mujeres es precisamente entender en mayor profundidad el fenómeno y su origen para dirigir los recursos de forma más efectiva y, finalmente, salvar vidas.
A menudo los medios de comunicación o personas con influencia mediática promueven discursos que cuestionan la existencia de este tipo de iniciativas -llamándolas chiringuitos, por ejemplo-, pero desconocen el alcance real de la investigación y cómo ha avanzado el estudio criminológico con perspectiva feminista en los últimos años, teniendo en cuenta que acaba de nacer como disciplina. Nos queda mucho por estudiar, mucho por investigar y necesitamos que la sociedad entienda la importancia de estas iniciativas, las apoye y rechace los discursos que las criminalizan sin base alguna.
- ¿Ese avance ha de ir con otras demandas del movimiento feminista, como la abolición de la prostitución?
- Cuando comienzas documentando todos los asesinatos de mujeres a manos de hombres y analizas sus características, el feminicidio por prostitución es un tipo paradigmático en el que se dan todos los tipos de violencia: la física, la sexual, la simbólica, la psicológica, la institucional… Porque en el patriarcado el cuerpo de las mujeres prostituidas es el que menos valor tiene. Por eso, para nosotras el paradigma del feminicidio es incompatible con cualquier otra perspectiva que no sea abolicionista. Y, como sociedad, podemos dar todos los pasos atrás que nos impongan al cuestionar incluso la existencia de una violencia desproporcionada contra las mujeres, pero la realidad es que estos debates no se cerrarán sin más una vez el movimiento feminista ha plantado bandera en el terreno con ellos. Especialmente, porque tenemos los datos, los testimonios y la realidad de millones de mujeres y niñas den todo el mundo para respaldar nuestra lucha.
- Nuria Coronado Sopeña es periodista, conferenciante y formadora en comunicación no sexista. Además es autora de Mujeres de Frente y Hombres por la Igualdad (Editorial LoQueNoExiste); Comunicar en Igualdad (ICI), documentalista de Amelia, historia de una lucha (Serendipia) y Premio Atenea 2021 @NuriaCSopena
- Enlace al artículo original: https://www.lahoradigital.com/noticia/32188/igualdad/en-los-ultimos-diez-anos-se-han-duplicado-los-feminicidios-familiares-y-triplicado-el-porcentaje-que-estos-suponen-en-todos-los-asesinatos-machistas.aspx