Por Nerea Sanchís Rodriguez. Analista y activista feminista. Psicóloga Social. En el Partido Feminista de España.
El año 2019 está llegando a su fin, un fin agridulce, un fin convulso e incluso podríamos decir distópico en lo que a algunos temas concierne, sobre todo a los relacionados con los derechos de las mujeres y la infancia. Voy a empezar por lo agrio para poner las cartas sobre la mesa y concienciar y terminaré con lo dulce para abrir el camino a la esperanza y el cambio. Como diría una de nuestras grandes maestras Lidia Falcón, la violencia que no cesa, aquella que se comete de forma sistemática y estructural contra las mujeres y niñas. Este año se han cometido 99 feminicidios según las cifras de feminicidio.net, que contempla todo el espectro de asesinatos machistas, cumpliendo así con el Convenio de Estambul, algo que aún no ocurre con nuestro marco legislativo, puesto que las cifras oficiales tan sólo contabilizan a aquellas mujeres que tengan algún tipo de relación sentimental con los hombres que las asesinaron. Lo que sin duda, nos tiene que dar a pensar y mucho, sobre la efectividad de la ley y la necesidad de modificarla.
El año termina con la vergonzosa realidad de que España es el primer país de Europa en consumo de prostitución y el tercero a nivel mundial.
El año termina con la vergonzosa realidad de que España es el primer país de Europa en consumo de prostitución y el tercero a nivel mundial. Con varias comunidades autónomas y ciudades que se han convertido en verdaderos paraísos proxenetas, entre otras Cataluña y su gran capital, Barcelona, donde sus políticas y políticos han hecho una apuesta firme por la explotación sexual de cientos de mujeres y niñas. Este año se acerca a su fin con más de 40 violaciones en manada registradas, esto significa que dicha cantidad de delitos, son sólo la punta del iceberg como suele decirse, y más teniendo en cuenta la justicia patriarcal que nos desampara, la falta de recursos y de credibilidad, que hace que tantas mujeres no se atrevan a poner un pie en las comisarías o juzgados.
En este 2019, los abusos sexuales cometidos contra niñas y niños no han disminuido y las cifras siguen siendo aterradoras, aún teniendo en cuenta la falta de datos y el silencio que sigue existiendo en relación a este delito, se estima que uno de cada cinco menores es víctima de abusos o agresiones sexuales, y que entre el 86 y el 90% de las personas que cometen estos abusos, son HOMBRES. Como en todas las formas de violencia que se ejerce contra las mujeres, son hombres, hijos sanos del patriarcado amparados por los estados. En el 2019 la precariedad económica en España sigue teniendo rostro de mujer y si es mujer en época de jubilarse ya ni hablamos, pensiones inexistentes o míseras e innumerables cargas familiares que las llevan a la ruina tanto material como psicológica. Y podríamos seguir llenando páginas sobre la brutalidad y el abandono que viven las mujeres y niñas en nuestro país y por todo el mundo… Ahora a muchas personas, puede estar rondándole la siguiente pregunta ¿cómo es que se mantiene este grado de violencia?
Y aquí la respuesta EL PATRIARCADO Y EL CAPITALISMO. Esta perversa asociación que desde hace pocos siglos nos deshumaniza y que por desgracia a una buena parte de nuestra sociedad aún le cuesta ver y relacionar. 2019 se cierra con el rearme de esta alianza entre la misoginia y el neoliberalismo y lo hace en dos frentes aparentemente opuestos, pero que tienen más en común de lo que podemos imaginar, he decidido denominarlos el frente reaccionario y el postmoderno.
De la mano de lo reaccionario, nos llegan los ataques que ya conocemos, los de los grupos de la ultraderecha (esos ataques que desde la ley Gallardón han ido recrudeciéndose) encarnados en personajes de agrupaciones fachas que han colmado este 2019 de declaraciones y actos abominables, como reventar los minutos de silencio y homenaje a las víctimas del terrorismo machista, decir que las niñas deben aprender a coser y los niños a cazar, justificar a manadas de violadores, culpabilizar a las víctimas, perseguir a personas migrantes, muchas de ellas menores, denunciar al profesorado por defender una educación para la igualdad y el respeto y muchos más actos que ya deberían estar tipificados como delitos de odio desde hace tiempo. Desde aquí lo que se pretende es mantener el esencialismo del patriarcado, la división sexual del trabajo y la reclusión de las mujeres. Para ello es imprescindible la caza de brujas: demonizar a las mujeres que se salten la norma y destruirlas, esto es lo primero que han intentado hacer desde las agrupaciones fachas de nuestro país. Por supuesto, criminalizando al movimiento feminista y las mujeres que lo construyen, con un objetivo claro: NEGAR LA VIOLENCIA MACHISTA para seguir perpetrándola.
Desde este frente se usa el término feminazi para referirse a las mujeres que luchan por los derechos fundamentales de toda sociedad, con el fin de convertirlas en seres despreciables. Y ahora viene lo más duro de digerir, el lobo disfrazado de ovejita diversa y feminista. El frente patriarcal de la postmodernidad, este está resultando más complicado desmantelarlo… 2019 termina con otro ataque frontal a los derechos de las mujeres y la niñez, las famosas políticas de género, que sin ningún tipo de filtros, ni consultas, ni debates serios, están comenzando a ser protagonistas de las agendas políticas de ciertos sectores de la izquierda.
Políticas sustentadas en teorías que poco tienen que ver con el feminismo , como la teoría queer, que por desgracia han ido calando en el ideario colectivo como movimiento liberador. De ello se ha encargado bien la academia, como sabemos una de las instituciones patriarcales por excelencia. De todo este movimiento ha surgido un lobby cada vez más poderoso, totalmente despolitizado y que lo único que busca es hacer negocio con los cuerpos de las personas y en especial de las mujeres, en perfecta sintonía con el patriarcado. Hablamos del lobby “trans”, que como bien apuntan las compañeras australianas de la organización Victoria Women´s Guild, está conformado , en su mayoría,por hombres ricos y poderosos, quienes llevan años influenciando entre bambalinas e imponiendo estas políticas públicas a la fuerza .
En los últimos meses de 2019, hemos asistido a los ataques de este lobby, con unos tintes de odio muy parecidos a los del frente reaccionario
Desde el feminismo se señala a estos poderosos que articulan un movimiento peligroso y dañino para las mujeres y toda la sociedad, un movimiento que nos ancla en lo que precisamente llevamos siglos queriendo erradicar, el género (los roles y estereotipos sexistas) ese sistema que construye y mantiene las relaciones de poder-sumisión, entre hombres y mujeres.
toca seguir haciendo barrera, para que estos planteamientos tramposos no sigan calando en la sociedad.
En los últimos meses de 2019, hemos asistido a los ataques de este lobby, con unos tintes de odio muy parecidos a los del frente reaccionario que describía antes. En nuestro país y en otros países como Reino Unido, Canadá o Australia, donde se están encaminando a estas políticas de identidad de género, donde el feminismo y sus representantes como era de esperar no han callado, se han sucedido las amenazas (incluso hasta de muerte), los insultos, las denuncias y la persecución en redes sociales y otros espacios físicos como universidades, foros de debate, encuentros etc, contra mujeres feministas que se atreven a saltarse las normas del patriarcado y cuestionarlo hasta sus últimas consecuencias, aquí también la caza de brujas está servida.
En este caso el término estrella para demonizar a las feministas, es el de TERF (Trans-exclusionary radical feminist). Una palabra llena de odio y acompañada de odio, sólo hay que darse un paseo por twitter y algunos foros, para ver cómo se refieren a las mujeres que ellos denominan TERF. Animo a todas y en especial a aquellas que ostentan cargos políticos y que están en agrupaciones que apoyan las leyes de identidad de género, que se detengan a ver estas campañas machistas. El objetivo de estas políticas es negar a las mujeres, lo mismo que hacen desde el frente ultraconservador: NEGAR QUE VIVIMOS EN UN SISTEMA DE OPRESIÓN, seguir considerando al género como algo esencial y natural, lo que sin duda perpetúa la violencia contra las mujeres, esa violencia que no cesa… Ya sea desde lo reaccionario clásico o desde la performatividad postmoderna, el odio aflora contra las mujeres, que así quedan relegadas al plano de lo invisible, a su aniquilación como sujetas.
el término estrella para demonizar a las feministas, es el de TERF (Trans-exclusionary radical feminist). Una palabra llena de odio y acompañada de odio,
A ser para los demás, los objetos de los hombres y el capital. Desde la corriente transactivista, ya no somos mujeres, sino portavulvas, personas menstruantes o personas gestantes, nuestra vagina pasa a ser un agujero, el agujero de delante, todo ello supuestamente para no ofender y herir las sensibilidades de aquellos que nacieron hombres y fueron socializados como tal. Y aquí la gran trampa de este frente patriarcal postmoderno, tocar la fibra emotiva y el mantra de los derechos humanos, eso sí, arrebatando a las mujeres los suyos, total, solo son eso, portadoras y cosas Tras este análisis, corresponde hablar del avance imparable que estamos viviendo dentro del feminismo, que como siempre, con pocos recursos materiales y mucho trabajo colectivo, ha logrado poner al patriarcado en jaque a lo largo de su existencia como movimiento social, político, filosófico y de vida. El rearme del patriarcado que vivimos hoy tiene que ver con la creciente liberación de las mujeres, cada vez menos conformes, cada vez más reacias a asumir los mandatos y cada vez más fuertes y unidas. Y aquí el final dulce, las mujeres no paran de articularse a nivel mundial, para superar estos ataques. Tanto los de la ultraderecha, como los del neoliberalismo más postmo.
Ahora toca seguir haciendo barrera, para que estos planteamientos tramposos no sigan calando en la sociedad. Dar la cara, salir, posicionarnos, como lo hicimos con el derecho al voto y educación, al aborto seguro y libertad sexual, la abolición de la prostitución y contra los vientres de alquiler, el reto de cambiar de acera la vergüenza con “el violador eres tú” etc. Hacer pedagogía desde todos los lugares posibles,unirnos como siempre hemos hecho y no permitir que cerca de 300 años de lucha pacífica, queden tirados por la borda, aceptando las políticas de identidad de género.
Aceptando que las mujeres y los hombres deben seguir patrones y tener etiquetas, negando el sexo y la opresión que lo acompaña en las mujeres. Por un 2020 cargado de rebeldía y disidencia,por un mundo sin géneros, por un mundo libre y sin violencia contra las mujeres y niñas. Quiero dar las gracias a todas las mujeres valientes y comprometidas que llevan algunos años dando la cara y luchando para evitar las leyes de identidad de género. Gracias a Sheila Jeffreys, Raquel Rosario Sanchez, Laura Lecuona, Lidia Falcón, Anna Prats…
Enlace al artículo original: https://tribunafeminista.elplural.com/2019/12/el-rearme-del-patriarcado/