Por AMAYA LARRAÑETA
•El asesinato de una prostituta reabre el debate de si meretrices, amantes, ancianas, familiares y amigas deben integrar la estadística oficial de crímenes machistas.
•Expertos en violencia de género y asociaciones feministas critican el objeto restrictivo de la ley, que se ciñe a las agresiones de «parejas» y «exparejas».
•Si se contabilizaran todas las muertas sumarían 112 en 2015; la oficial recoge 57.
•
Él deseaba que ella —una prostituta a la que requería servicios sexuales con frecuencia— fuera su novia. Pero ella no aceptaba ese trato. Lo discutieron, pero ella insistió en su negativa. Él se enfureció, cogió un cuchillo y le asestó múltiples puñaladas hasta que la mató. Ocurrió a finales del mes de abril en el piso del agresor en la localidad tarraconense de Valls.
Poco se sabe de esta mujer. Tan solo que nació en Rumanía, que vivía en un municipio cercano a Valls, que ejercía la prostitución y que tenía 47 años. También se sabe que su muerte no pasará a engrosar la lista de las víctimas mortales de la violencia machista.
Las diligencias por el asesinato de Valls las asumió un juzgado ordinario y no uno especializado en violencia contra la mujer, al considerarse que ambos no tenían relación de pareja, aunque se conocieran. El agresor fue enviado directamente a prisión, pero este caso ha devuelto a la arena pública el debate sobre qué se considera violencia de género en España.
En el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales explican que el asesinato de Valls no se contempla en la estadística oficial porque ésta recoge, exclusivamente, los casos en los que la agresión «es cometida por las parejas o exparejas de las víctimas», tal y como marca la Ley Integral de Violencia de Género. Sin embargo, numerosos expertos en violencia de género y asociaciones feministas consideran que el objeto de la ley «es demasiado restrictivo» porque hace referencia a relaciones de afectividad que dejan otras fuera de ser enjuiciadas como agresiones machistas.
Ni amantes ni prostitutas suman
Graciela Atencio, la responsable de feminicidio.net (un proyecto que desde 2010 registra los asesinatos de mujeres en España), opina que «decir que el asesinato de una mujer a manos de un hombre no es violencia de género es dinamitar y vaciar de su significado la violencia de género». Ella considera que, «el objeto de la ley integral es muy restrictivo y no reconoce relaciones esporádicas, noviazgos cortos o relaciones de amantes», denuncia.
Atencio pone como ejemplo el reciente caso de una mujer asesinada en Gijón por su amante, relación negada por la familia de la víctima, pero admitida por su agresor en su declaración ante la Policía.
Además de las víctimas de amantes violentos, Atencio destaca con especial preocupación el hecho de que España no incluya en su estadística de crímenes de violencia de género los de las prostitutas. «Una prostituta no puede llamar al 016 porque no le ampara la ley», lamenta Atencio, quien recuerda que solo en lo que va de año cuatro prostitutas han sido asesinadas por sus clientes.
Casi el doble de víctimas en 2015
«Una mujer prostituta a la que se le exige estar disponible para los hombres debería estar más protegida porque vive una situación de riesgo importante», insiste Atencio, «la mayoría de los feminicidios de prostitutas son cometidos con una gran saña por parte de los clientes».
Si se contara a todas las mujeres que mueren a manos de un hombre en España, según Feminicidio.net, en el año 2015 habrían sido 112 las víctimas, casi el doble de la cifra oficial que recoge la estadística del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, 57. Esta consideración podría abrir el paso a los huérfanos de estas mujeres a solicitar las escasas ayudas o beneficios sociales que algunas Comunidades Autónomas reservan para los huérfanos de las maltratadas. Además, obligaría a redimensionar los efectivos dedicados a la prevención de la violencia contra las mujeres, a todos los niveles, policial, social y judicial.
A las víctimas de sus amantes y de sus clientes, otros expertos añaden la pregunta de si se debe considerar crímenes de violencia de género las muertes «por compasión» de varias ancianas enfermas en los últimos años y que no han sido registradas en la estadística gubernamental.
«Son casos que los tribunales instruyeron como violencia de género sin entrar a valorar las motivaciones del autor. En las sentencias (pendientes de ser dictadas) se verá si es violencia de género o no». Son aquellos casos en los que se ha alegado «compasión» y que revelan falta de recursos para atender a las mujeres, habitualmente enfermas dependientes.
El debate no se cierra ahí, también se incluiría el caso del crimen de Cuenca, en el que no solo murió asesinada la exnovia del agresor, Marina, sino Laura, la amiga que acompañaba precisamente por el miedo que sentía la primera hacia el hombre que terminó brutalmente con sus vidas. O el de las madres e hijas que murieron cuando estaban en compañía de las mujeres a las que fueron a asesinar. O los casos en los que no se puede probar relación íntima pero están motivados «por misoginia o el sexismo».
Los expertos consultados por 20minutos insisten en que el caso de Valls es prototípico de un caso de violencia de género y creen «indispensable» incluir a las prostitutas que mueren a manos de sus clientes en la cuenta de la violencia de género. También piden extender el registro a la relación afectiva en las que no esté acreditada la convivencia si se conoce que ha habido relaciones o encuentros esporádicos.