De la árbitra que paró un partido cuando la enviaron a «fregar» a la joven que denunció que un portero de discoteca la trató de loca por contarle una agresión. Ellas dejan un legado positivo en un año difícil para la igualdad.
(Si conoces la historia de las cinco mujeres de la foto que encabeza este artículo, ayúdanos a descubrir la historia de esta imagen que se tomó en una fiesta de disfraces en San Sebastián en 1932).
No ha sido un año fácil. Desde enero y hasta escribir estas líneas, han sido asesinadas 40 mujeres por violencia de género en este país. Si eres española, trabajas gratis desde el pasado 8 de noviembre por el simple hecho de ser mujer. Te han confirmado que hasta 2186, esa fecha que solo imaginabas en una distopía de Margaret Atwood, las mujeres no podrán asistir a un escenario de igualdad de género total. 170 años, tres generaciones más. Estás intentando lidiar con la victoria del “cuando eres famoso la mujeres se dejan hacer cualquier cosa, agarrarlas por el coño“. Has escuchado a un alcalde llamar a las feministas “hienas”, “amargadas”, “fracasadas”, “rancias” o “rabiosas”. Has visto a los ídolos de la audiencia joven de este país legitimar la cultura de la violación. 2016 todavía no ha acabado pero, frente a todo este desánimo informativo y sociocultural, estas españolas anónimas han conseguido con sus pequeños actos cambiar la visión de la mujer en este país y avanzar hacia el progreso. Qué mejor que recopilar sus historias para homenajearlas en un año de lo más convulso y abrir la puerta a la esperanza.
Marta Galego, la árbitra que paró un partido y expulsó al hincha que la mandó a “fregar”.
“Vete a fregar los platos”. Es lo que escuchó Marta Galego, árbitra de segunda división regional catalana, mientras arbitraba el Unió Esportiva Valls y Cambrils Unió. Había pitado una falta en el minuto 23 de partido y alguien desde la grada quiso desmerecer su trabajo recurriendo a la cocina, el lugar común favorito de los machistas del fútbol. Galego interrumpió el partido al escucharlo y logró que expulsaran al autor de los insultos. La colegiada recurrió al mecanismo “Cero Insultos en la Grada”, una iniciativa de la Federación Catalana de Fútbol implementada el pasado febrero, donde los árbitros tienen potestad para detener los partidos e incluso suspenderlos, en caso de insultos o actitudes xenófobas o de violencia machista.
La joven que denunció a los porteros de discoteca que la trataron de loca por sufrir una agresión sexual en el local
“Si le estabas bailando, ¿qué te esperas?”, le dijeron los porteros de la discoteca Jamboree de Barcelona a una joven el pasado 8 de octubre. Según relató la afectada a eldiario.es, mientras su amigos salieron a fumar un cigarro, ella se quedó bailando con un joven de unos 25 años que acababa de conocer. Según el testimonio de la víctima, el chico empezó a manosearla y toquetearla sin su consentimiento. Ella lo apartó a empujones pero él le introdujo sus dedos por debajo de la falda. Ella le escupió en la cara y lo empujó y él huyó entre la multitud. Cuando salió del local para buscar a sus amigos y denunciar la agresión, los porteros le incriminaron su actitud y además del “¿qué te esperas?”, asegura que le dijeron que debía “ir al psiquiatra, que es al único sitio al que tienes ir”. La afectada prefirió ir a poner una denuncia a los Mossos d’Esquadra y dejar constancia del trato vejatorio de los supuestos responsables de seguridad del local.
Ángela Bernardo, la periodista que lamentó en Twitter la nula presencia de mujeres en los premios Nobel y recibió un alud de insultos y amenazas
Le dijeron que merecía ser violada y le enviaron fotos con pistolas. Todo por publicar este tuit: “Los Premios Nobel de este año han reconocido a siete científicos, dos economistas, un político y un músico. Once galardones = CERO mujeres”. Hacer clic sobre lo que escribió y comprobar el nivel de violencia, insultos y vejaciones en las respuestas que tuvo que aguantar esta biotecnóloga y redactora de Hipertextual certifica cuánto queda por avanzar en la lucha por la igualdad. Bernardo, que explicó a Verne que había denunciado las amenazas a la Policía y a la red social, lamentó que las reacciones habían sido “de una agresividad brutal que demuestra el machismo que seguimos viviendo”. Por cierto, dos tuiteros (hombres) con notoriedad en la red (el periodista Manuel Ansede y el politólogo Jorge Galindo) también se hicieron eco de la nula presencia de mujeres en los Nobel de este año. No tuvieron que acudir a la Policía denunciando amenazas. Nunca las recibieron.
Camila Paz, la lectora que consiguió que retirasen un faja sexista sobre Elena Garro
“Mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de García Márquez y admirada por Borges”. A la editorial Drácena no se le ocurrió otra cosa que conmemorar a principios de diciembre el centenario del nacimiento de la escritora mexicana Elena Garro colocando esta faja en la reedición de Reencuentro de personajes. Camila Paz, profesora de escritura en Madrid, lo denunció desde su Facebook lamentando que “a la precursora del realismo mágico, antes de Gabo” se la recordase por esa recurrente etiqueta de ‘mujer de’ y no enfatizar sus propios méritos. A la consecuente oleada de críticas, tal y como recogió Verne, se unieron la escritora Laura Freixas y el editor internacional de The Guardian, Martin Hodgson. Desde la editorial confirmaron que la faja se retirará y que se había cometido un error “de base” al intentar dar a conocer a Garro en España.
Elisa Abellán, la trabajadora social que pidió que los Playmobil no ninguneasen a las mujeres en la Historia
“¿Donde está Cleopatra? ¿Y Marie Curie? ¿Frida Kahlo, Juana de Arco o Hipatia de Alejandría?”. Esto es lo que se preguntó Elisa Abellán, una trabajadora social y activista por la igualdad que lanzó una exitosa campaña en la plataforma Change.org para denunciar que en la colección ‘La aventura de la Historia’ de Planeta de Agostini y Playmobil, con 60 personajes masculinos en forma de click, no había ninguna mujer. Una denuncia de la que también se hizo eco la web Mujeres con ciencia.
“La educación es un proceso por el que todo ser humano debe pasar, no sólo en instituciones educativas, sino también en el hogar familiar. Desde muy temprana edad se nos educa en unas normas sociales, unas formas de comportamiento y hasta en roles de género. Pero son muy pocas las familias e instituciones que educan en Igualdad de Género desde pequeños”, apuntaba Abellán en su petición para que se incluyese una sección femenina en la colección. Tras conseguir 66.000 firmas y el apoyo de las redes sociales –la conselleria de Igualdad del Govern Valencià también tramitó una queja–, Planeta de Agostini y Playmobil rectificaron. En un comunicado, la editorial confirmo la incorporación de personajes históricos femeninos a la colección y apuntó: “en relación a los comentarios de estos últimos días en redes sociales sobre la colección ‘La Aventura de la Historia’, queremos poner de relieve que a lo largo de los 60 libros de la obra editorial se tiene muy presente el papel fundamental de la mujer en la Historia con la aparición de personajes como Nefertari, Hipatia de Alejandría, Juana de Arco, Amelia Earhart, la reina Victoria, Marie Curie y la reina Elisabeth I, entre muchas otras mujeres”.
Irati, la niña de 9 años que escribió un cuento feminista para la revista Píkara.
En la sección de cartas de los lectores de la revista feminista Pikara el pasado mes de noviembre se econtraron con este hallazgo. Un cuento redactado por Irati, una niña de nueve años, en el que contaba la historia de Amelia, la niña que se rebeló contra todos por querer ser leñadora, acabó viajando por el mundo montando la manifestación más grande la historia y explicando a las mujeres que no hay límites para cumplir sus sueños. Mucho mejor que el ‘y comieron perdices’.
Jessica Gómez, la usuaria de Facebook que escribió la carta viral a la chica del bañador verde:
Fue el viral del verano. Una carta en la que Gómez redactaba una misiva muy sentida a una chica a la que observó en la playa y comprobó cómo sus inseguridades corporales no la dejaban disfrutar de pasar un día en compañía de sus amigos. “Te he visto ponerte en pie para ir a bañarte y tragar saliva nerviosa por tener que esperar así, de pie, expuesta, a tu amiga, y usar una vez más tus brazos como pareo para taparte: tus estrías, tu flaccidez, tu celulitis. Te vi agobiada por no poder taparlo todo a la vez mientras te ibas alejando del grupo tan disimuladamente como antes lo hiciste para quitarte la camiseta”. La carta, que fue recogida por multitud de medios –a los que posteriormente se criticó por ilustrar la noticia con chicas en cuerpos estructurales, anulando todo el sentido de la carta en sí misma– animaba a deshacernos de los miedos. Algo que llevamos escuchando mucho tiempo pero que todavía no parecemos haber aprendido.
QUERIDA CHICA DEL BAÑADOR VERDE:
Soy la mujer que está en la toalla de al lado. La que ha venido con un niño y una niña.
Primero que nada, decirte que estoy pasando un rato muy agradable junto a ti y tu grupo de amigos, en este trocito de tiempo en el que nuestros espacios se rozan y vuestras risas, vuestra conversación ‘transcendental’ y la música de vuestro equipo me invaden el aire.
¿Sabes? He alucinado un poco al darme cuenta de que no sé en qué momento de mi vida he pasado de estar ahí a estar aquí: de ser la chica a ser “la señora de al lado”, de ser la que va con los amigos a ser la que va con los niños.
Pero no te escribo por nada de eso. Te escribo porque me gustaría decirte que me he fijado en ti. Te he visto, y no he podido evitar verte.
Te he visto ser la última en quitarte la ropa.
Te he visto ponerte detrás de todo el grupo, disimuladamente, y quitarte la camiseta cuando creías que nadie te miraba. Pero yo te vi. No te miraba, pero te vi.
Te he visto sentarte en la toalla en una cuidada postura, tapando tu vientre con los brazos.
Te he visto meterte el pelo tras la oreja agachando la cabeza para alcanzarla, quizá por no mover los brazos de su estudiadísima posición casual.
Te he visto ponerte en pie para ir a bañarte y tragar saliva nerviosa por tener que esperar así, de pie, expuesta, a tu amiga, y usar una vez más tus brazos como pareo para taparte: tus estrías, tu flaccidez, tu celulitis.
Te vi agobiada por no poder taparlo todo a la vez mientras te ibas alejando del grupo tan disimuladamente como antes lo hiciste para quitarte la camiseta.
No sé si tenía algo que ver, en tu descontento contigo misma, que la amiga a quien tú esperabas se soltaba su larguísima melena sobre una espalda a la que sólo le faltaban unas alas de Victoria’s Secret. Y mientras tanto tú ahí, mirando al suelo. Buscando un escondite en ti misma, de ti misma.
Y me gustaría poder decirte tantas cosas, querida chica del bañador verde… Puede que porque yo, antes de ser la mujer que viene con los niños, he estado ahí, en tu toalla.
Me gustaría poder decirte que, en realidad, he estado en tu toalla y en la de tu amiga. He sido tú y he sido ella. Y ahora no soy ninguna de las dos –o acaso soy ambas aún- así que, si pudiera dar marcha atrás, elegiría simplemente disfrutar en lugar de preocuparme -o vanagloriarme- por cosas como en cuál de las dos toallas, la suya o la tuya, prefiero estar.
Quisiera poder decirte que he visto que llevas un libro en tu bolsa, y que cualquier vientre que ahora tenga tus dieciséis años perderá, probablemente, su tersura mucho antes de que tú pierdas la cabeza.
Me gustaría poder decirte que tienes una preciosa sonrisa, y que es una pena que estés tan ocupada en ocultarte que no te quede tiempo para sonreír más.
Me gustaría poder decirte que ese cuerpo del que pareces avergonzarte es bello sólo por ser joven. ¡Qué coño! Es bello sólo por estar vivo. Por ser envoltorio y transporte de quien en realidad eres y poder acompañarte en cuanto haces.
Me encantaría decirte que ojalá te vieras con los ojos de una mujer de treinta y pico porque quizás entonces te darías cuenta de lo mucho que mereces ser querida, incluso por ti misma.
Me gustaría poder decirte que la persona que algún día te quiera de verdad no amará a la persona que eres a pesar de tu cuerpo, sino que adorará tu cuerpo: cada curva, cada hoyito, cada línea, cada lunar. Adorará el mapa, único y precioso, que dibuja tu cuerpo y, si no lo hace, si no te ama así, entonces no merece que le ames.
Me gustaría poder decirte que –créeme, créeme, créeme- eres perfecta como eres: sublime en tu imperfección.Pero, ¿qué te voy a decir yo, si sólo soy la mujer de al lado?
Aunque, ¿sabes qué? Que he venido con mi hija. Es la del bañador rosa, la que juega en el río y se está untando en arena. Hoy sólo le ha preocupado si el agua estaría muy fría.
A ti no te puedo decir nada, querida chica del bañador verde…
Pero todo, TODO, se lo voy a decir a ella.
Y todo, TODO, se lo diré a mi hijo también.
Porque así es como todos merecemos ser queridos.
Y así es como todos deberíamos querer.
Publicado en: http://smoda.elpais.com/moda/heroinas-feministas-espanolas-anonimas-que-nos-deja-2016/